jueves, 3 de diciembre de 2009

Responsabilidad Social Corporativa

La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) está siendo, desde hace unos años, el último paradigma en la gestión empresarial. ¿Qué pasa en el mundo de la empresa? ¿Es la RSC la solución a todos sus problemas? ¿O solo una capa de pintura para ocultar otro tipo de intenciones?

Pero quizás antes de realizarnos estas preguntas, deberíamos preguntarnos qué es esto de la RSC. Dicen los expertos que básicamente es una correcta gestión de tres grandes conceptos: la transparencia y ética en los aspectos económicos, el respeto medioambiental y sobretodo el respeto a las personas. Cuentan que lo que se pretende es tener al mismo tiempo empresas eficaces, sostenibles y rentables, mientras que introducen conceptos que van desde la ética del buen gobierno corporativo a la acción social.

Asistimos diariamente a multitud de acciones de este tipo desde el mundo empresarial. Bancos y cajas de ahorro nos dicen que a través de sus fundaciones realizan maravillas para devolver a la sociedad parte de lo que les ha otorgado. Empresas tecnológicas que desarrollan productos para mejorar la vida de aquellas personas que tienen, por culpa de enfermedades, mermada su calidad de vida, o empresas de servicios que con su actividad o a través de donaciones colaboran con multitud de proyectos en diferentes partes del mundo.

Los detractores de esta corriente, cuando son empresarios dicen que la empresa ya es generadora de riqueza “per se” y que no tiene ninguna obligación de hacer nada más. Cuando los detractores son los agentes sociales dicen que las empresas que hacen este tipo de actividades lo hacen por puro marketing y que solo buscan potenciar la imagen de marca.

Los entusiastas de esta corriente, cuando son empresarios dicen que han encontrado en la RSC una nueva forma más apasionante de gestionar sus empresas incluso con retos añadidos. Cuando los entusiastas son agentes sociales dicen que se trata de mejorar la calidad de vida sobre todo de aquellos colectivos más necesitados y que las empresas que creen en ello son sin duda una inestimable ayuda para conseguirlo.

Curioso ¿verdad? Diferentes puntos de vista que sin duda en función de quien o sobre quien se emitan, pudiera ser que ambos tengan visos de realidad.

¿Dónde está el secreto, que hay detrás de todo este conglomerado de ideas? Es posible que lo tengamos delante y no lo sepamos ver. Es posible que más allá de conceptos corporativos, de intereses económicos, o de cualquier otro concepto especulativo sea algo tan simple como encontrar aquello que nos permita ser felices sin crear infelicidad a nuestro alrededor.

Alguien a quien he querido y continuo queriendo me dejo esta herencia: “Amar. Ser amado. No olvidar nunca la propia insignificancia. No acostumbrarse nunca a la violencia incalificable y a la vulgar incongruencia de la vida a tu alrededor. Buscar la alegría en los lugares más tristes. Perseguir la belleza hasta su guarida. No simplificar nunca lo complicado ni complicar lo sencillo. Respetar la firmeza y la decisión, pero nunca la fuerza. Por encima de todo observar. Probar y aprender de los errores. No mirar nunca hacia otro lado. Y nunca, nunca, olvidar “.

Quizás sí, quizás la RSC sea eso, cuestión de principios.

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